El
pensamiento constituye un proceso o
sistemas de procesos complejos que abarcan desde la captación de estímulos,
hasta su almacenaje en memoria y su posterior utilización. El proceso de
pensamiento lo podemos entender como el proceso o sistema de procesos que
establecen, justifican y/o determinan las relaciones funcionales entre estimulo
y respuesta.
Comienza
por una estimulación a la que dirigimos
nuestra atención. En ese momento nuestra
mente está dispuesta de forma selectiva a recibir cualquier información. Una
vez focalizada la atención centrada en los estímulos que le interesan,
obtenemos sensaciones que no son más que los
datos del muno exterior.
La
aplicación de la inteligencia es una especie de operadora o calculadora que
utiliza los conceptos para mejor adaptarnos al medio o para resolver las
situaciones problemáticas que nos encontramos en el camino. La inteligencia es
catalogada como una gran herramienta del hombre ya que sirve para su mejor
organización y funcionamiento, pero para funcionar utiliza dos tipos de
estrategias básicas: cognitivas y metacognitivas.
Las
cognitivas se encargan de recoger, procesar analizar, sintetizar y guardar en
la memoria a largo plazo todos los conceptos necesarios y las metacognitivas son las dedicadas a su
aplicación en cada caso como mejor convenga.
Respecto
al lenguaje, no se sabe con certeza cuándo y cómo nació esta gran facultad que
el hombre tiene para comunicarse con sus semejantes, valiéndose de un sistema
formado de signos lingüísticos y sus relaciones, y, aunque muchos
investigadores han tratado de dar una resolución, los resultados no pasan más
que de ser meras especulaciones, aún así
se cree que los sonidos y gritos de ciertos animales son los cimientos del
lenguaje hablado.
En
la lingüística, como en otras ramas del conocimiento humano, existe una disputa
entre el empirismo y el nativismo. El nativismo sostiene que la capacidad de
ver, oír, pensar y hablar son actos innatos o genéticos. En cambio los
empiristas, están convencidos de que los niños aprenden a hablar por imitación
a los adultos.
A lo
largo de la historia ha habido numerosas e intensas propuestas de teorías,
investigaciones y programas de intervención con el objetivo de mejorar la
capacidad cognitiva. Es un hecho de que la capacidad para adquirir y utilizar
la información se puede mejorar entrenando las estrategias de procesamiento que
se precisan. La psicología cognitiva ha puesto de manifiesto que la
inteligencia es una capacidad fundamentalmente dinámica y flexible, siendo sobre
todo una capacidad para pensar y aprender.
La
localización de la inteligencia de acuerdo a Sternberg y Detterman (1992)
propone que la inteligencia tiene diversos niveles: biológico, moral y
conductual el cual a su vez se divide en interacciones que el ser humano tiene
con su medio ambiente.
De
acuerdo a las estrategias de
pensamiento, en la investigación especializada puede recogerse multitud de
definiciones al respecto, el nivel de generalización
concedido al concepto de estrategia varía según el tipo de definición
formulada, las estrategias cognitivas son entendidas como operaciones y
procedimientos para adquirir, retener y recuperar diferentes tipos de
conocimientos y ejecución, suponen del estudiante capacidades de representación
(lectura, imágenes, habla, escritura y dibujo), capacidades de selección
(atención e intención) y capacidades de autodirección (autoprogramación y
autocontrol).
Sin
embargo hay autores que introducen a las estrategias rubros y factores de tipo afectivos
y motor, así como las estrategias propiamente cognitivas. Considerando el
aprendizaje como un proceso de comunicación, las estrategias de aprendizaje son
un protocolo fundamental o marco organizativo de las comunicaciones, utilizado
por los estudiantes para mejorar la recepción y facilitar el procesamiento de la información que va
llegando sobre el tema.
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