LA EDUCACIÓN SOCIALISTA DE LÁZARO CÁRDENAS.
La
pedagogía del socialismo en México fue recibida con agrado por muchos,
ya que le apostaba a atender la necesidad de educar a un pueblo que
carecía de cultura. Empezando con la alfabetización en el proletariado;
brindándoles mayores servicios a los hijos de trabajadores y campesinos.
El final del maximato y el exilio de Calles dejaron una nueva
política, misma que evocaría a una disciplina de izquierda, el
socialismo. Lo ocurrido en la URSS fue un ejemplo a seguir por parte del
nuevo gobierno mexicano, adecuando la perspectiva socialista a las
condiciones del país y su consiguiente impulso a todos los sectores que
lo conformaban, tanto el campesino como el obrero fueron tomados en
cuenta, ya que todos los grupos sociales estuvieron ligados a los mismos
derechos y necesidades.
La educación se destacó nuevamente, la
cual habiendo tenido constantes tropiezos desde la fundación de la SEP
trató de reivindicarse con el pueblo. En el nuevo periodo se debía de
cumplir el principal fundamento que anteriormente se había olvidado, la
alfabetización. El proyecto desarrolló un sistema educativo con fines
lucrativos entre el gobierno y el pueblo, representado en el discurso
del primer secretario de educación cardenista, Ignacio García Téllez
quien afirmó que la educación se encauzaría hacia las clases campesinas y
obreras, vinculada con los problemas del medio, las necesidades y
aspiraciones de las agrupaciones proletarias y acorde con los progresos
de la técnica para la socialización de la riqueza, para que la nueva
escuela se convirtiera en capacitadora de trabajadores manuales e
intelectuales. La escuela socialista aspiró a elevar las condiciones de
vida de los trabajadores, a aumentar el bienestar del pueblo-
La pedagogía del socialismo en México
fue recibida con agrado por muchos, ya que empeñaba la necesidad de
educar a un pueblo que carecía de cultura. Empezando con la
alfabetización en el proletariado; brindándoles mayores servicios a los
hijos de trabajadores y campesinos. Las famosas Misiones Culturales
seguirían estando en pie, ahora con una mayor determinación de llevar la
educación a pueblos campesinos, comunidades indígenas, etc. Se buscaba
desarrollar una responsabilidad moral en el maestro rural, permitiéndole
fomentar la educación y la integración del país en los niños campesinos. Mostrando que los campesinos merecían mejores condiciones, por lo
tanto se capacitaron maestros para impartir clases en las zonas rurales.
En el socialismo se trató de reconstruir
el pensamiento nacional, mismo que se desmoronó durante la guerra civil
de principios de siglo. El sentimiento por la nación emanado por el
Estado, tuvo sus cimientos en dicha ideología. Buscar nuevamente la
unificación social fue una tarea a la que se le apostó mediante la
formación en las aulas. Aclarando que el enfoque de análisis educativo
no tomaría los referentes históricos de los héroes de la independencia y
la revolución. Al contrario se trataría de unir a la causa a aquellos
subalternos que participaron en ambas guerras.
Las herramientas ejemplares utilizadas
en ésta nueva dinámica fueron los libros de texto, los que contenían en
sus capítulos mensajes e información alusiva a la doctrina marxista.
Otro tipo de aprendizajes como la música y las artes van a enfocarse en
tal fundamento cotidianamente. Los libros de Texto dejaron de centrarse
en la clase media urbana para retratar la vida de las familias
campesinas y de la clase trabajadora. La música y las artes plásticas
captaban una historia popular de lucha y reflejaban la cultura de la
vida cotidiana. Los corridos que relataban el heroísmo de Zapata y los
dramas de los obreros en huelga se difundieron entre los maestros y se
hicieron presentes en los festivales patrióticos, al igual que numerosas
danzas indígenas y folclórica.
El mecanismo utilizado en el cardenismo,
retomó la promoción de sentimientos socialistas como la fraternidad, el
patriotismo, el amor, el optimismo y la igualdad. Mismos que se
hicieron presente tanto en la sociedad como en la educación. Por otro
lado las materias de historia y valores reunieron numerosos temas afines
a la estabilidad social, la economía; sin olvidar la incorporación de
las clases populares al pasado mexicano. Representado en un principio
con el caudillo del sur, Emiliano Zapata, pero con igual importancia se
agregaron a esta lista las víctimas de Tomóchic, Cananea y Río Blanco.
Los primeros opositores fueron los
mismos a los que se enfrentó Vasconcelos y Calles en su momento. El
laicismo persistente se intensifico en mayor medida durante el
cardenismo. La iglesia católica mexicana no toleraría otra doctrina que
la desplazara de una herramienta tan sofisticada como lo es la
educación. Ya sea por medio de la persuasión de los padres de familia,
intelectuales o círculos de derecha, el clero no perdería su prestigio
ante nada.
Conclusión.
La elite nacional y las potencias
extranjeras no permitieron la entrada de una potencia socialista
americana, ya que se encontraron en juego sus intereses monetarios en
México. Al final, el camino del socialismo mexicano significó mucho,
tuvo propuestas interesantes, abrió nuevos panoramas teóricos que
aportaron tendencias educativas entre el gobierno y el proletariado.
Pero la lucha incansable por evitar el gobierno de izquierda en el poder
generó constantes tumultos dentro de la sociedad. Al final el
socialismo educativo en México fue desplazado como sus predecesores.
Bibliografía.
Gilberto Guevara Niebla (coord.). La educación socialista en México (1934-1945). México. El Caballito. 1998, pp. 95-96.
Palacios, Guillermo. La pluma y el arado. Los intelectuales pedagogos y la construcción sociocultural del problema campesino en México, 1932-1934.
México. Colegio de México, 1999. pp. 38-39.
Latapí Sarre, Pablo
(coord.). Un siglo de educación en México I. México. Fondo de Cultura Económica. 1998. p. 152.
Quintanilla, Susana. Vaughan, Mary Kay. Escuela y Sociedad en el Periodo Cardenista. México. Fondo de Cultura Económica. 1997. p. 90
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