Quisiera hacer un breve
análisis sobre algunos conceptos abordados por nuestra legislación en materia
de educación, es necesario establecer que el objetivo principal es discurrir la
diferencia abismal existente entre la esencia de la equidad y democracia
plasmados en la Ley General de Educación y el artículo 3º Constitucional con la
realidad de la práctica educativa que vive nuestro país en lo referente a las
escuelas públicas, misma que se encuentra en decadencia por dos situaciones o líneas
políticas que rayan verdaderamente en lo apolítico; una, el gobierno que se
encuentra bajo el yugo y al servicio de la iniciativa privada e intereses
trasnacionales; y, la segunda, los docentes en cuanto pertenecientes a los
contaminados sindicatos magisteriales cuyas incivilizadas movilizaciones no siempre
conllevan ningún verdadero sentido social, dejando de lado lo que
verdaderamente importa e interesa a la sociedad que es la educación, pues con
lo anterior, nuestro sistema educativo queda lejos de ser un sistema
democrático, equitativo, justo y de carácter inclusivo, pues, su desempeño
solamente produce un aparejo industrial y masivo de futuros asalariados mínimos
-en el mejor de los casos- así como de desempleados y lo que es peor, de unas
verdaderas fábricas de ciudadanos incapaces de formular criterios personales y
sociales propios, lo que los torna como seres encadenados, esclavizados y
sujetos a un conformismo disfrazado de una falsa esperanzada evolución, tal y
como si fueren adictos a una mala vida, situándolos en franca desventaja social
que es lo que conforma el sector de los oprimidos en concepción de Paulo Fraire,
como más delante se verá y que a final de cuentas es la finalidad de la
iniciativa privada, de la burguesía, es decir, crear intencionalmente el
desempleo con el propósito de abaratar la mano de obra, misma que se encuentra
ahora blindada y protegida con la nueva reforma laboral así como con las
denominadas reformas estructurales; pues, no habrá de olvidarse que las voces
del gobierno y del movimiento empresarial nacional tienen como meta el seguir
el modelo económico de china –ahora potencia económica mundial- capital mundial
de la mano de obra barata, del monopolio y de la más marcada diferencia entre
las clases sociales por sus contrastes modos de vida en la cual las clases
desprotegidas como la media, los campesinos y proletariados no tienen
prácticamente derechos que los ayuden a lograr un escalamiento social o una
estabilidad social y económica, orillándolos a comer perros y ratas, pero no
por tradición ni cultura ni mucho menos excentricidades, sino por motivo de una
causa más natural, lógica y vergonzosa, el hambre, siendo insuficientes las
lágrimas expuestas internacionalmente por la conocida “madre peticionaria” que
hasta ahora sólo ha logrado lo que María Magdalena con Cristo; así, siendo
México un país de las malas copias, de dirigentes de malas intenciones, no
dudemos que llegaremos a esos extremos pero sin lograr ser una verdadera
potencia económica sino en todo caso monopólica en algunos sectores económicos;
vamos por similar camino de alguna manera, y se insiste, está sucediendo ante
la contemplación de los docentes del servicio público cuyo sector no ha logrado
entender que se necesita primeramente, trabajar y en función de ello emprender
nuevas estrategias para despertar conciencias sociales, formar verdaderos
críticos sociales y no criticones como los de ahora que sólo tienen capacidad
para ver el lado negativo de las cosas sin aforo de propuestas constructivas,
es más, sin propuestas, y en espera de que sea el gobierno o la Virgen de
Guadalupe quienes vengan a resolver la crisis política, social, económica,
espiritual, cultural y de identidad nacional que padecemos ante el fenómeno de
la globalización, cuyos problemas pueden ir disminuyendo a partir de las aulas
pero con una infraestructura planeada de buenas y claras intenciones.
Bien, la democracia educativa de nuestro país encuentra
sustento legal en el apartado a) de la fracción II del artículo 3º
Constitucional que a la letra dice: “II. EL CRITERIO
QUE ORIENTARA A ESA EDUCACION SE BASARA EN LOS RESULTADOS DEL PROGRESO
CIENTIFICO, LUCHARA CONTRA LA IGNORANCIA Y SUS EFECTOS, LAS SERVIDUMBRES, LOS
FANATISMOS Y LOS PREJUICIOS. ADEMAS: A) SERA DEMOCRATICO, CONSIDERANDO A LA
DEMOCRACIA NO SOLAMENTE COMO UNA ESTRUCTURA JURIDICA Y UN REGIMEN POLITICO,
SINO COMO UN SISTEMA DE VIDA FUNDADO EN EL CONSTANTE MEJORAMIENTO ECONOMICO,
SOCIAL Y CULTURAL DEL PUEBLO” (Artículo 3º Constitucional); y
regulado dentro de la fracción V del artículo 7º y fracción I del artículo 8º
de la Ley General de Educación, quienes medularmente la definen no solo como
una estructura jurídica y régimen político, sino como un sistema de vida
fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.
El
cuestionamiento principal sería si nuestro sistema público educativo realmente
permite dichos logros, si el gobierno se involucra para lograrlos o si dentro
de los temarios de las diferentes materias que se llevan particularmente en el
nivel secundaria de las escuelas
públicas la fomentan, promueven, difunden
y explican detalladamente la institución de la democracia y su esencia,
cuando la realidad nos dicta que es la dictadura la que se encuentra disfrazada
bajo esta concepción en términos de lo expuesto por el numeral 38 de nuestra
propia carta magna en la que la decisión democrática del pueblo en ejercicio de
su soberanía la transfiere y endosa a un puñado de personas que bajo los anales
de la historia no se han determinado en ayudar a las clases en desventaja
social, sino a darles pan y circo así como falsas esperanzas llenas de engaño y
mentiras mantenidas en ilusiones.
Uno
de los ejemplos más claros de lo anterior es la privatización de instituciones
que además de generar ganancias y dar estabilidad económica al país son
emblemáticas de nuestra historia y que finalmente son entregadas y regaladas al
sector privado; y, al contrario, se expropian literalmente deudas de carácter
privado para que se vuelvan deudas públicas tal y como sucedió con el FOBAPROA
y que muy pronto dará la pauta para el PEMEXPROA ante su virtual liquidación
que se aproxima sin remedio y sin que nadie diga ni haga nada de manera eficaz,
pero lo más lamentable viene con el
programa “ESCUELAS AL CIEN (Certificados de Infraestructura Educativa Nacional)”,
cuya operación es verdaderamente agresiva, pues se trata de un préstamo bancario
insostenible en donde a final de cuentas la iniciativa privada entrará al “rescate”
y después a la administración de las escuelas que se inscriban en dicho
programa.
Retomando,
los libros de texto sólo se remiten a expresar que la democracia es un sistema
de gobierno, la elección popular, la decisión de la mayoría y del pueblo en
forma organizada, en la cual resplandece la tolerancia como forma de vida
social que desemboca en la soberanía nacional así como hipótesis semejantes que
no expresan la forma en que ésta pierde al transferirla a un puñado de personas
que sólo velan por intereses personales, partidistas o empresariales y que en
ningún momento podrán ser expuestos por sus electores ante atropellos, malos
manejos, tráfico de influencias, saqueos, robos y cualquier tipo de delitos
patrimoniales que vulneran la estabilidad económica y que por ende causa
efectos nocivos en la educación del país y en la vida de las personas (así se
inculca la demagogia).
Por
ende, la democracia educativa debe verse como aquella institución no sólo en
donde se imparta la educación a todos por igual ya que eso es equitativo más no
justo, pues debe atender en específico los diversos contextos sociales de
nuestro país, donde todos los habitantes tengan acceso a la educación de
acuerdo a sus necesidades socioculturales teniendo como reto la estabilidad y
constante mejoramiento de su nivel social y económico, y esto no puede lograrse
cuando los temas de estudio son idénticos en prácticamente todas las zonas del
país, generalizando la educación que no permite a los alumnos ver su realidad
social y por ende los orilla a catalogar al estudio como innecesario para sus
intereses personales, situación que los docentes debemos atacar ajustando los
temas de acuerdo a las necesidades de nuestros alumnos, no esperando a que se
hagan estudios y muestreos de lo que debe impartirse en nuestros centros de
trabajo, lamentablemente nos situamos en una zona de confort pensando que queda
fuera de nuestro alcance el crear el interés en nuestros alumnos y esto fomenta
otros padecimientos y vicios de nuestra educación como el bajo aprovechamiento
o la deserción ya que la quincena es a veces el único motivante de nuestra
asistencia a la escuela en donde trabajamos de acuerdo a lo que pensamos que
merece el gobierno, sí, pero no lo merecen los alumnos.
Es
precisamente ahí cuando dejamos de crear críticos sociales, personas pensantes,
nos remitimos a dar la lección del programa educativo que se encuentra diseñado
para hacer saber a nuestros alumnos que los retos del mañana son el de trabajar
para un patrón si es que encuentran trabajo, que sean honrados, que sean
respetuosos, que no importa si se dedican a limpiar vidrios en un semáforo ya
que siempre y cuando lo hagan con dignidad y gusto estarán sintiendo una
satisfacción personal que se traduce en el éxito de sus vidas, y no se antepone
el motivo por el cual no pueden acceder a una mejor vida por mucho que estudien
y se preparen y esto lo pueden decir muchos taxistas y choferes de camión que
conozco, quienes son médicos, abogados, ingenieros etc., con notas inmejorables
pero que simplemente no tuvieron cabida en el mercado laboral, cosa que no es
deshonrosa, pero tampoco es democrática ni es justa.
La imperiosa necesidad de fomentar la conciencia social
en los educandos tiene fundamento en los diversos fenómenos sociales que
afrontamos diariamente como lo son la delincuencia en general con todas sus
formas y modalidades, la cultura del mal gobierno, del mal ciudadano, del mal
maestro, del mal trabajador, del mal estudiante; las metas son claras, los
medios también, sólo habrá de activarlos mediante reformulación y planteamiento
de nuestra forma de impartir clases, de darle un sentido social a nuestra
actividad docente, concienciarnos y concientizar a nuestros alumnos, es decir,
darle un nuevo enfoque a su postura social si es el caso, no ser repetitivos de
frases sin sentido para los alumnos sin detenernos a ver si entendieron o
digirieron plenamente nuestras palabras y sobre todo saber su enfoque, su
sentimientos, su pensar, su opinión tal y como la demagogia gubernamental nos
ha tratado y para ello es necesario saber educarse con él y de él, construyendo
la educación a partir de su experiencia vivida tal y como lo dice Paulo Freire,
quien además refiere: “Lo que no es posible es hacer simplemente el discurso
democrático y antidiscriminatorio y tener una práctica coloquial”.
Nuestro sistema legal educativo concibe la equidad
educativa de la siguiente manera: “Las autoridades educativas
tomarán medidas tendientes a establecer condiciones que permitan el ejercicio
pleno del derecho a la educación de calidad de cada individuo, una mayor
equidad educativa, así como el logro de la efectiva igualdad en oportunidades
de acceso y permanencia en los servicios educativos”. Lo anterior se traduce en que todos tengan oportunidad de acudir a
los centros educativos a recibir educación como derecho fundamental humano, lo
que si resulta equitativo pero no justo en cuanto a que los servicios
educativos no atienden la antropología social, cultural ni económica de los
estudiantes y esto genera que no todos ellos alcancen la meta de mejoramiento social
ni económico que tanto predican nuestros ordenamientos educativos, ya que la
finalidad de la distribución del servicio no sólo debe ser igualitario sino
también justo, de calidad y sobre todo que satisfaga las necesidades
particulares de quienes la reciben, si bien es cierto que contemplan una serie
de acciones, programas y planes, éstas quedan sólo en buenas intenciones, es
decir hay fundamento legal si, lo que no hay es voluntad, por lo que queda en
letra muerta.
Lograr
equidad educativa debe ser una meta indispensable de la política pública debido
a que a largo plazo los costos sociales y financieros de las personas sin
estudio son altos; ya que, al carecer de habilidades para participar social y económicamente se generan
costos mayores para la salud, seguridad y otros rubros no menos importantes en
los que destaca la capacidad para dar sostenimiento activa y pasivamente a la
economía de nuestro país ya que gran número de mexicanos viven del crédito y en
la medida de su capacidad productiva estos pueden seguir siendo sostenibles y
accesibles.
Retomando el sentido literal de nuestras legislaciones
educativas, el concepto de equidad se utiliza como sinónimo de justicia social
con un enfoque populista de la ya conocida y monótona política nacional. Pero,
sin considerar que debe ser no un concepto adoptado y contemplado para su
lectura sino como una acción permanente e ininterrumpida del Estado para
superar la pobreza y la cada vez más ampliadas brechas sociales. También
resulta poco claro y certero el abordar éste tema por su falta de claridad ya
que debe ser fundamentado e interaccionado con otros conceptos de enorme
importancia social. Y a palabras de pablo Latapí resuelve: “Esencial
porque nadie puede educar sin valorar, porque toda educación se dirige hacia
ciertos fines que considera valiosos para el individuo y la sociedad.” (Latapí,
2001: 59).
Equidad
e igualdad son conceptos ampliamente interrelacionados aun cuando el de equidad
es más complejo al permitir por principio ciertas desigualdades ya
anteriormente señaladas como la de no ser plenamente justa. El concepto de
equidad incluye un valor moral o ético para que un bien o servicio no sea
distribuido igualitariamente sino en beneficio de los sectores sociales más
desfavorecidos. No obstante, la equidad también requiere que ciertos bienes
sean distribuidos inicialmente en proporciones iguales. En este sentido equidad
se relaciona con la justicia, ya que se argumenta que la distribución de los
bienes debe realizarse de acuerdo con lo que cada quien merece y necesita. La
justicia se sustenta en el derecho, de manera que dado a que todos los sujetos
son iguales ante la ley, nadie debe ser privado de lo que por derecho le
corresponde. Así, la justicia utiliza como criterio práctico único la igualdad
para regular la relación entre los particulares y la distribución los bienes.
Por último, la exclusión social es la expresión más dramática de la inequidad;
y se traduce en una alta concentración de riqueza, ingresos y escolaridad en
unos pocos sectores, mientras que en otros prevalece la indigencia, el
desempleo, y la falta de acceso a servicios públicos como la educación. La
exclusión margina a ciertos grupos y genera una cadena que se transfiere de
generación en generación, causando mayores desigualdades económicas, étnicas,
sociales y de género, por lo que bien acierta Fraire: “El opresor se
deshumaniza al deshumanizar al oprimido, no importa que coma bien, que vista
bien, que duerma bien. No sería posible deshumanizar sin deshumanizarse, tal es
la radicalidad social de la vocación. No soy si tú no eres y, sobre
todo, no soy si te prohíbo ser.”
En educación, la igualdad se justifica en
aspectos tales como que todos los educandos tienen un derecho igual a una educación
básica de calidad; debido a que por un lado, el derecho a la educación es igual
para todos, y por otro, a que todos los educandos son iguales en dignidad y son
sujetos activos de iguales derechos y libertades según reza la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 formalizada en París, Francia, al
respecto se puede sostener que la única igualdad en educación pertinente es con
la igualdad de oportunidades; ya que, la igualdad es defendible si se asocia
con los conceptos de igual dignidad, derechos y libertades para un igual
derecho a la educación.
El
concepto de igualdad es inadecuado si se usa como sinónimo de identidad,
uniformidad y homogeneidad para realidades concretas, procesos o acciones; es
decir, si el concepto de igualdad se utiliza para defender la imposición a
todos los educandos currículos exactamente iguales, ritmos iguales de
enseñanza, aprendizaje, pruebas idénticas y exámenes idénticos, procesos
idénticos de evaluación competitiva para medir los grados de asimilación de los
currículos académicos; la igualdad no sería justa ni inclusiva sino injusta y
marginal. Un tratamiento igualitario solo sería justo si los estudiantes fueran
idénticos, pero no lo son ni genética, social, ni culturalmente; y al no
considerar sus carencias, limitaciones y en algunos casos sus discapacidades la
igualdad perseguida y sustentada lo que genera es marginación, exclusión e
injusticia; de ahí la importancia de una verdadera y efectiva equidad educativa
pues para establecer una real justicia social no es suficiente ni adecuado
otorgar igualdad de bienes a la diversidad poblacional, debido a que las
circunstancias particulares de los individuos harán que no puedan aprovechar de
la misma manera los bienes entregados por la educación pública. Es así que
considerando la publicación del corazón de la educación su autor expone: “La capacidad de ser
libre efectivamente es algo que se construye personal y socialmente. Nos
hacemos libres a nosotros mismos dependiendo de la madurez y autenticidad con
que vayamos tomando nuestras decisiones, y contribuimos a hacer libres a los
demás en la medida en que somos capaces de contribuir a la construcción de un
auténtico "bien de orden" social que respete la dignidad de todos.
En el
caso de nuestra realidad social educativa debe valorarse e identificarse las
oportunidades reales con que cuentan nuestros estudiantes para acceder al
sistema educativo y sobre todo las potencialidades con que cuentan para
desarrollar habilidades efectivas, útiles, generosas y reales para la vida que
se proponen y que además se les puede proponer debido a la educación, no basta
con tener oportunidades de acceso, sino contar también con alternativas
valiosas entre las cuales escoger, en este enfoque los estudiantes apelan no
solo a su derecho de igualdad sino también a la libertad de selección
alternativa de la educación que es la finalidad última y verdadera esencia y
espíritu de la equidad.
Ahora bien, la equidad con un enfoque de
inclusión o mejor dicho educación inclusiva; implica la necesidad de generar y
solventar en los estudiantes las capacidades mínimas necesarias para funcionar
en la sociedad, siendo éste un trabajo directo, personal y a su vez sigiloso de
los docentes.
Por lo tanto, la educación defendida por el
gobierno como obligatoria legislativamente, la provee como accesible, y de
calidad (mentira), pero en ningún momento la menciona como adaptable, de ahí la
bifuncionalidad armónica que debe establecerse en su desempeño, por los dos
actores principales de la educación mexicana, el gobierno y la docencia que
también tiene un gran reto y mucho trabajo por hacer, pues los primeros pilares
adaptables que se requieren son los maestros, quienes son los primeros
inconscientes, discriminadores y marginadores sociales de la educación (menos
yo).
Para ello nuestra legislación debe tornarse
defensora de la no discriminación y de la inclusión educativa, con especial
atención a las poblaciones en desventaja social y rezago, tales como niños con
discapacidad, niños de la calle, pobres, y todos aquellos oprimidos sociales y
mentales; garantizar la educación básica obligatoria y proporcionar servicios
educativos de calidad pero con propuestas de adaptabilidad de los servicios
educativos que se proporcionan contando con eficaces insumos y de
infraestructura escolar adecuada, disponibilidad de libros y materiales
didácticos alternativos no generales, profesores, directores, personal de
servicios en las escuelas capacitados pero no mediante evaluaciones oscuras y
descontextuadas con parámetros que no corresponden a nuestro país ya que se
pretenden tomar de modelos extranjeros, ni mucho menos deben ser de carácter
punitivo sino precisamente evaluadores y detectores de deficiencias académicas
para cubrir las anteriores necesidades. Asimismo, debe establecerse un proceso
formal de enseñanza con disponibilidad y accesabilidad de servicios controlando
la eficaz asistencia de los profesores a
las escuelas, con contenidos curriculares adecuados para las características de
los estudiantes, estimar y analizar el clima social en las escuelas y el
entorno de éstas (seguridad, tolerancia, integración, justicia, disciplina), y
finalmente una congruente cantidad de educación recibida, esto es, el tiempo
efectivo de clase. La conciencia gubernamental y de los docentes tienen que
vislumbrar que la equidad educativa tiene la finalidad de la formación de
capacidades que en verdad sean útiles para trasformar las oportunidades
educativas en resultados y a su vez una nueva perspectiva de ciudadanos que van
a transformar el país, eso, es la conciencia social, que pugna por mecanismos
más integrantes para una nueva asignación de posiciones en la estructura social
mediante la escalada o por lo menos estabilidad social y decorosa economía.
La democracia social como un sentido
integral de la sociedad debe concebirse y dársele un enfoque de equidad en la
cual se reconozcan las diferencias individuales y socioeconómicas desfavorables
en busca de su corrección y mejora; pero, para que exista en esos términos se
requiere no sólo que haya la igualdad de oportunidades para el acceso a las
instituciones educativas públicas, sino además de ello, se deben crear planes y
programas prácticos capaces de detectar y entender la diversidad de capacidades
de los alumnos para con ello eliminar los obstáculos sociales que impiden la
libre competencia entre los individuos, pero también que dicha competencia sea
justa y que los resultados de esa libertad se traduzcan en capacidades que
generen ventajas para los oprimidos o desfavorecidos sociales; el camino se
encuentra trazado, la docencia lo puede recorrer, tan es así que existe en la
legislación educativa mexicana una acepción clara de justicia en el término de
equidad como fin de la democracia, pero también debe haber una inclusión clara
e integral para los grupos sociales desfavorecidos en donde los primeros
visores de ellos lo son los maestros de las instituciones públicas que en la
práctica docente se vuelven indolentes, despreocupados y vergonzosamente
promotores de la discriminación y marginación social, ante la incapacidad en
algunos casos y en otros la falta de voluntad para crear y fomentar
oportunidades personales en los propios educandos.
jaja si Mateo eres un discriminador, marginador contra los pobres educandos, jeje es broma, se que eres un excelente profesor. pero si, tienes toda la razón en todo tu contexto, ahora si que nosotros somos la esperanza de México, de mentalizar a nuestros estudiantes, para que luchen por sus intereses y los intereses de los demás, dejando de pensar en el bienestar personal y preocuparse un poquito por un bien común, despejandolos de una mentalidad conformista, dependiente, sumisa, aceptando todo los males, porque así Dios lo quiso. excelente información de la equidad en la educación, es equitativa pero no justa, en lo personal no lo había pensado, me abriste los ojos jaja gracias Mateo.
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