El
pedagogo Paulo Freire ha realizado grandes aportaciones al mundo educativo, su pedagogía de la pregunta y su pedagogía liberadora siguen teniendo lugar en
nuestras aulas al momento de planear, desarrollar una clase y sobre todo al
construir una mentalidad crítica y reflexiva en nuestros alumnos.
La alfabetización debe de realizarse en una perspectiva
liberadora, siendo un acto de vocación y un acto que tendrá grandes frutos o
serias consecuencias si se imparte de manera errónea y sin sentido. Para crear
un amplio y certero ambiente de aprendizaje se debe primeramente tomar en cuenta el contexto donde se da dicha
práctica y se hace la reflexión. El texto también nos enseña que el punto que
es clave para el aprendizaje es haciéndonos las preguntas ¿qué conocer, cómo
conocer, a favor de qué conocer y de quién conoces?
La alfabetización ya enmarca el qué conocer, cómo conocer, para qué conocer, a
favor de que y de quien reconocer y, por consiguiente, contra qué y contra
quien reconocer son cuestiones teóricas prácticas y no intelectualistas que son planteadas por la educación en cuanto
acto de conocimiento.
Los
contenidos programáticos de la acción
educativa nos marcan y se asocian al proyecto global de la sociedad,
siendo una exigencia y prioridad su realización o aplicación.
La
educación no puede ser de carácter selectivo ni solo prioridad para unos
cuantos ya que cada vez existen más escuelas particulares y menos federales o
de gobierno, donde no toma en cuenta las necesidades del sujeto y su contexto,
solo prioriza la mercantilización y la privatización educativa.
La
escuela debe manifestarse como un centro de trabajo teórico y práctico, con una
visión dinámica, crítica, reflexiva y con nuevos conocimientos, centros
democráticos con maestros ilustres y alumnos capaces de analizar, procesar,
interpretar y sobre todo actuar en la vida diaria y de manera comprometida y
responsable con la sociedad.
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