En
los años 2000 y 500 la ciudad de Babilonia fue famosa en todo el mundo antiguo,
fue un importante centro religioso y mercantil. También fue el lugar donde se levantó
la legendaria torre de babel.
Cuando
el escritor griego Herodoto la visito, en torno al año 450 a.c. tras haber sido
conquistada por los persas, afirmo que sobrepasaba en esplendor a cualquier ciudad del mundo conocido. En el
siglo XVII a.c., Babilonia se había convertido en el centro de un amplio
imperio, durante el reinado de Hammurabi. El equipo de Koldewey encontró que la
Babilonia de Hammurabi contaba con preciosos templos y palacios, así como un
complicado laberinto de estrechas calles flanqueadas por casas, todos los
edificios estaban hechos de adobes, sobre cimientos de ladrillos cocidos. La capital
de Hammurabi estaba protegida por fuertes murallas.
La ciudad de Nabucodonosor
La
ciudad rectangular estaba rodeada por una doble línea de murallas. Ocho puertas
de bronce daban paso a la ciudad, la más magnifica de ellas era la puerta de
Ishtar donde el palacio de Nabucodonosor estaba cerca de esta puerta. Sus muros
y acceso estaban decorados con brillantes ladrillos vidriados de color azul, además
de por relieves de animales que representaban a los dioses babilónicos.
Los jardines perdidos
Aunque
se han buscado repetidamente, los arqueólogos no han podido encontrar hasta
ahora resto alguno de los jardines colgantes de Babilonia. Según las
descripciones que se han conservado de autores antiguos, los jardines fueron
construidos por Nabucodonosor para complacer a su esposa, una princesa meda que
echaba de menos los bosques y praderas de su tierra natal.
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