El
derecho de los niños, niñas y adolescentes a una educación de calidad es un
aspecto fundamental para el desarrollo de cada país. En México, se han
alcanzado importantes logros en las últimas décadas. La cobertura en educación
primaria en México ha llegado a ser casi universal, lo que representa un
indudable logro de la política pública nacional en los últimos años. Este
resultado ha sido también posible gracias a importantes avances en la
producción de datos del sistema educativo, tanto a través de la implementación
anual de la prueba ENLACE, que ha llevado a la disponibilidad de un sistema de
medición y diagnóstico general sobre el desempeño escolar a lo largo del
tiempo, como a través de la información generada por el Sistema Nacional de
Información Educativa.
No
obstante los importantes avances, aún persisten retos importantes en la
educación. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2007 señala que
todavía hay un número importante de niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17
años que no asisten a la escuela (cerca de 1.7 millones de niños y 1.4 millones
de niñas). Se estima que de la población de seis a once años, a nivel nacional,
aún no asiste a la escuela entre 1 y 2% por motivos de trabajo agrícola o
debido a impedimentos físicos.
La
realidad de fuertes disparidades y exclusión social del país se refleja todavía
en niveles desiguales de cobertura en educación primaria, con brechas
importantes en el nivel preescolar y fundamentalmente en la secundaria y en la
media superior, donde una proporción significativa de los sectores pobres o más
vulnerables no accede y muchos de los que ingresan no pueden concluir.
Asimismo, existe desigualdad en la oferta del servicio que se brinda en las
diferentes entidades federativas, en zonas rurales y urbanas, así como en
escuelas privadas, públicas y al interior de estas últimas: escuelas generales,
indígenas, educación comunitaria y educación para migrantes.
El
reto de lograr una educación inclusiva y de calidad supone también la
consideración de aquellos factores que tienen que ver con la creación de un
clima de tolerancia y respeto en el ámbito escolar; el combate a todo tipo de
discriminación; el establecimiento de canales de participación, sobre todo para
los adolescentes, así como de mecanismos efectivos de participación de los
niños, niñas y adolescentes en las cuestiones escolares que les afectan. Este
reto se relaciona directamente con la construcción de una articulación más
fluida entre todos los actores de la comunidad educativa, particularmente acercando
a los padres de familia a la escuela en un necesario proceso de fortalecimiento
democrático de la educación.
UNICEF
apoya a las instituciones gubernamentales y de la sociedad civil para
crear condiciones que permitan asegurar una educación incluyente y de calidad
para todos los niños, niñas y adolescentes, especialmente los más vulnerables
y/o excluidos. En este sentido, UNICEF centra sus esfuerzos en la inclusión
educativa; la participación de adolescentes y jóvenes en la educación; el
fortalecimiento de la educación intercultural y bilingüe para la niñez y
adolescencia indígena; y la preparación en emergencias y manejo de riesgos en
las escuelas.
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