martes, 24 de enero de 2017

ENSEÑALES A AMAR LOS LIBROS





La forma en que los padres les leen a sus hijos pequeños pueden convertirlos en amantes de la lectura cuando crezcan. Pon en práctica los siguientes tips para inculcarles el hábito.

Abraza a tu hijo mientras lees para él.
Esto ayuda a que el niño asocie la lectura con una sensación de cercanía y seguridad. A la larga, esto servirá para que tu hijo no tema leer en voz alta frente a un grupo.

Hazle preguntas sobre las ilustraciones.
Los niños de entre 16 y 24 meses aprenden palabras todos los días. Las más fáciles de aprender mirando las ilustraciones de los libros son sustantivos como perro y árbol. Si hay u dibujo de un perro, pregúntale al niño: ¿ves este perro? ¿De qué color es?, ¿Qué está haciendo? Este conocimiento básico de los sustantivos ayuda al pequeño a aprender adjetivos y verbos con rapidez.
Relaciona las historias con la vida real.
Si estás leyendo un libro sobre un niño o niña que va al supermercado, por ejemplo, recuérdale la vez mas reciente en que te acompaño a una tienda. Hacerle preguntas abiertas (quien, que, donde y por qué) a un niño de tres años o mayor fomenta el dialogo.

Describe lo obvio
Señala al niño acerca de los libros que tal vez das por sentadas por ser adulto. Dile el nombre del autor y explícale lo que es un autor; enséñale a sostener un libro, como se leen las frases de izquierda a derecha, y la sensación de pasar las páginas. Tener estos conocimientos básicos anima a los niños a leer por su cuenta una vez que aprenden a hacerlo.

Usa la lectura para iniciar una charla.
Lo que verdaderamente importa no es que leas todo el libro al niño, sino la naturaleza de la conversación que entables con él mientras se los lees. Un padre que responde a las preguntas de sus hijos con buena disposición y sostiene diálogos con ellos los ayuda a desarrollar sus habilidades cognitivas y sociales en el mundo real.

No temas imitar voces ni hacer sonidos.
¡pum! ¡zaz! ¡muu! Pronunciar onomatopeyas quizá te haga sentir un poco bobo, pero tu hijo necesita oírlas. Esto ayudara a tu hijo a reconocer fonemas, los sonidos que conforman las palabras etc.

Sigue el ritmo del niño.
Si obligas a tu hijo a escuchar y no moverse mientras le lees el libro, vera la lectura como un castigo. Es mejor que te adaptes a sus lapsos de atención. Cuando empiece a perder el interés, quizás corra un poco por el cuarto, pero volverá a tu lado pronto. No te rindas cuando se escape o se aburra. Sigue leyendo y comentando la historia en voz alta: la curiosidad lo hará regresar a ti y al libro.
















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