QUE
ASPECTOS DEBEMOS TOMAR EN CUENTA
La UNESCO y la OCDE han realizado diversas
recomendaciones advirtiendo urgentes necesidades sociales, fundamentando éstas
en valores como el respeto a la diversidad, la autonomía y responsabilidad de
los centros en la que la formación del docente vea su quehacer educativo desde
otra perspectiva. Dichas valoraciones la centran en los cambios sustanciales
habidos en sociedad que se han surgido por las relaciones de poder, de
producción y los cambios en las formas de vivir aunado a los importantes
movimientos demográficos, logros tecnológicos que han propiciado una alteración
radical en nuestra forma de comunicarnos, de actuar, de pensar y de expresar.
Estos cambios, efectivamente han venido a representar un desafío en la
formación de los futuros ciudadanos que impera a una transformación en los
sistemas educativos que incluyen a toda la comunidad escolar y sin duda a los procesos
de enseñanza y aprendizaje. No obstante, dichos cambios deben ser consensados
por los principales actores desde las bases, es decir, desde las aulas,
atendiendo los diferentes contextos y entornos de los planteles educativos,
pues, si se busca que los grupos más desfavorecidos tengan posibilidades de
crecer y desarrollarse se debe enfocar acciones que permitan crear esos accesos
bajo una perspectiva de su particularidad, atendiendo sus necesidades
personales, sociales y en su caso forjar una meta profesional en ellos; a ese
particular, la OCDE y la UNESCO, si bien han realizado diversos debates,
análisis y propuestas, es conveniente señalar que se centran en informes dados
por las dependencias de cada país, y en el nuestro cabe señalar que no ha sido una
información confiable, pues la misma Secretaría ha diseñado y sostenido además
de propuesto, enfoque educativos generalizados, lo que devela que no ha sido un
trabajo en atender las peculiaridades que cada región necesita.
Es imprescindible transformar los sistemas
educativos así como intensificar nuevas formas de entendimiento de la enseñanza
aprendizaje, pero no generalizando los conflictos de su rezago ni creando
modelos idénticos de escolarización, si no consensando y analizando cuales
serían los posibles y mejores modelos realizables para cada región del mundo y
que las competencias fundamentales de la OCDE puedan ser atinadamente
concebidas y arropadas en los diversos entornos. Siendo importante destacar que
esa selección de competencias fundamentales, entendidas como instrumento de
operación educativa puedan tener un reflejo efectivo y eficaz en la vida
contemporánea del individuo, pero sin alejarse jamás de su entorno y la
complejidad de su individualidad como persona y lo que se pretende es al
parecer crear un modelo que genere conocimientos,
habilidades, actitudes, valores, emociones y motivaciones que cada individuo o
grupo ponga en acción en una diversidad de contextos que podrían o no
presentarse en su vida.
DeSeCo
propone tres tipos de competencias fundamentales o claves (key competencies):
a) Competencia para utilizar interactivamente y de forma eficaz las
herramientas e instrumentos que requiere la sociedad de la información; b)
Competencia para funcionar en grupos sociales heterogéneos; y c) Competencia
para actuar de forma autónoma. Esto se define como la capacidad de establecer
una adecuada comunicación, la adaptación a los diversos grupos sociales y la
capacidad de tomar decisiones propias asumiendo las responsabilidades que
conlleva.
Ante
estas recomendaciones, cada país a contextualizado estas llaves de
competencias, en nuestro caso, considero que no ha sido de manera exhaustiva o
por lo menos inclusiva en donde la comunidad escolar debe jugar un papel determinante
para ello, que realmente genere un poder innovador de la enseñanza pues aún y
cuando muchos docentes atendemos las principales teorías pedagógicas siempre
debemos de modificarlas e innovar de acuerdo a las necesidades que se nos
presenten y ante las situaciones que nos surgen en la práctica por lo que no se obtiene jamás un manejo apegado a las
hipótesis que se plantean, cada lugar es diferente, cada alumno es diferente y
las necesidades así como sus intereses son diversos, ante ello, sin demeritar en
absoluto a tales recomendaciones del enfoque de competencias si es necesario
administrar los recursos habidos para hacer un trabajo realista.
El qué,
porqué y para qué, son interrogantes esenciales que todo docente debe manejar y
anteponer al momento de la praxis educativa, que es realmente los pilares que
pueden estimular a tener efectivamente un aspecto modificador en la educación.
Al
cambiar nuestro enfoque, debemos tomar en consideración que la colectividad es
un aspecto que muchas veces dejamos de lado o que implementamos de manera
viciosa sin saber si efectivamente se logran los objetivos propuestos o
esperados, de ahí que exista una gran necesidad de ser incluyentes de todos los
elementos de la comunidad escolar, donde padres de familia, personal docente,
directivos y administrativos tengan injerencia e intervención activa en la
educación del alumno, es decir, que todos se involucren en las actividades
escolares, lo que llevaría a un acompañamiento de proyecto con miras a la
mejora de las competencias que necesitamos reforzar en nuestros educandos; esto
también formaliza y refuerza ejes como las responsabilidad, la autonomía y la
colaboración comunitaria que a su vez crea igualdad de oportunidades en la
participación social y el desarrollo personal de sus integrantes.
El
pilar fundamental para que todo esto ocurra es sin duda el docente, que es en
quien recae la responsabilidad casi de manera directa sobre el desarrollo y
resultado de los proyectos implementados, por ende, es quien debe provocar los
cambios en el enfoque educativo, debe
diseñar, planificar, organizar, estimular, acompañar, evaluar y reconducir los
procesos del aprendizaje, ahora bien, para que todo esto ocurra necesitamos que
sea el docente quien cambie la mirada, no que, como ocurre actualmente desechar
al docente para sustituirlo por alguien a quien se considere con un mejor
perfil o con una mirada diferente; es necesario capacitar al docente
propiciando que redescubra los diversos enfoques que se pueden adoptar y
adaptar en el proceso de enseñanza, no correrlo bajo tramposas evaluaciones y
simplemente decirle que no es idóneo, es como decirle que no sirve para educar
y bajo la premisa de la educación en general, ningún ser humano es desechable o
inservible y en todo caso podemos desarrollar en él diversas habilidades o
competencias que retroalimente para sí y para los demás, en caso contrario este
planteamiento resultaría absurdo por contradictorio.
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