Los templarios
La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón, cuyos miembros son conocidos como caballeros templarios (en francés: templiers), fue una de las más poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media.Se mantuvo activa durante algo menos de dos siglos. Fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns tras la Primera Cruzada. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras su conquista. La orden fue reconocida por el patriarca latino de Jerusalén Garmond de Picquigny, que le impuso como regla la de los canónigos agustinos del Santo Sepulcro.
El éxito de los templarios se vincula estrechamente a las Cruzadas. La pérdida de Tierra Santa derivó en la desaparición de los apoyos a la orden. Además, los rumores generados en torno a la secreta ceremonia de iniciación de los templarios crearon una gran desconfianza. Felipe IV de Francia, fuertemente endeudado con la orden y atemorizado por su creciente poder, comenzó a presionar al papa Clemente V con el objeto de que tomara medidas contra sus integrantes. En 1307, un gran número de templarios fueron apresados, inducidos a confesar bajo tortura y quemados en la hoguera. En 1312, Clemente V cedió a las presiones de Felipe IV y disolvió la orden.
Apenas creado el reino de Jerusalén y elegido Balduino I como su segundo rey, tras la muerte de su hermano Godofredo de Bouillón, algunos de los caballeros que participaron en la Primera Cruzada decidieron quedarse a defender los Santos Lugares y a los peregrinos cristianos que viajaban a ellos. Balduino I necesitaba organizar el reino y no podía dedicar muchos recursos a la protección de los caminos, ya que no contaba con efectivos suficientes para hacerlo.
La regla más antigua de la que se tiene noticia es la redactada en ese concilio. Escrita casi seguramente en latín, se basaba hasta cierto punto en los hábitos y usos anteriores al concilio. Las modificaciones principales derivaban de que hasta entonces los templarios vivían bajo la Regla de San Agustín, que en el concilio se sustituyó por la Regla Cisterciense (la de san Benito, pero modificada) y que profesaba san Bernardo.
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