Catolicismo
Catolicismo, es un término que hace referencia a la principal rama actual del cristianismo, surgida tras el Cisma de Oriente en 1054. Los católicos son fieles a la Iglesia católica, como así también a la teología, doctrina, liturgia, principios éticos y normas de comportamiento derivadas, al igual que al conjunto de sus seguidores como un todo, a quienes se les denomina «católicos». El vocablo «catolicismo» se usa por lo general para hacer alusión a la experiencia religiosa compartida por las personas que viven en comunión con la Iglesia de Roma.
La Iglesia católica se extiende principalmente en países del suroeste de Europa, Europa central, de América Latina, África central y Filipinas.
Es la iglesia cristiana con mayor extensión y la más antigua de las confesiones cristianas, de la cual se derivan otras iglesias autodenominadas católicas. La Santa Sede se encuentra en la Ciudad del Vaticano, en Roma (Italia), donde reside el Papa, quien es considerado por los católicos como cabeza del colegio de los obispos, sucesor de San Pedro.
Con el Bautismo y la Eucaristía, el sacramento de la Confirmación constituye el conjunto de los "sacramentos de la iniciación cristiana", cuya unidad debe ser salvaguardada. Es preciso, pues, explicar a los fieles que la recepción de este sacramento es necesaria para la plenitud de la gracia bautismal (cf OCf, Praenotanda 1). En efecto, a los bautizados "el sacramento de la confirmación los une más íntimamente a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma se comprometen mucho más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras".
Según el catecismo de la Iglesia católica y la moral cristiana en general, existen actos buenos y actos malos, donde un acto moralmente bueno supone al mismo tiempo la bondad del objeto, del fin, y de las circunstancias.Una finalidad mala corrompe la acción, aunque su objeto sea de suyo bueno (por ejemplo: orar y ayunar "para ser visto por otros").
En cambio un acto malo puede ser malo ya sea porque el objeto de la elección sea malo (como blasfemar) o porque la finalidad de ese acto sea ilícita. Independientemente de las circunstancias y de las intenciones, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto; por ejemplo, la blasfemia y el perjurio, el homicidio y el adulterio. No está permitido hacer el mal para obtener un bien.