RELACIÓN DE MICHOACÁN
Es difícil encontrar textos que hablen de
nuestra cultura p´urhépecha, enalteciendo los grandes avances y la organización
política que ejercían, pues, las referencias siempre tienen como fuente los
registros de otras culturas, en especial de los nahuas quienes fueron los más
resentidos por su incapacidad para dominarlos y quienes en alianza con los
españoles tuvieron el miserable desatino de destruir los más importantes
vestigios de ésta mi cultura; la “Relación de Michoacán”, es un manuscrito
realizado, o por lo menos atribuido al monje franciscano Jerónimo de Alcalá y/o
Fray Gerónimo de Alcalá, quien hace un compilado de relatos expresados por
habitantes p´urhépechas, donde se expone de manera originaria la cosmovisión de
éstos; por lo cual ha sido una obra equiparada por su contenido al Popol Vuh,
pues encontramos narraciones de la creación del hombre y de su religiosidad tan
peculiar; de donde retomo algunos datos generales que me parecen interesantes.
Los
p'urhépecha o p'urhé,
son un pueblo indígena que habitaron primordialmente en el estado de Michoacán,
México, que fueron conocidos como los michoacas o michoacanos en
su etimología náhuatl, como habitantes del Michuacan (lugar de pescados),
y que también habitaron en los estados de Guanajuato y Guerrero, en México.
El origen de
los primeros pobladores en Michoacán se establece por el linaje del dios
Curícaueri (conocido y nombrado comúnmente como Curicaveri), llamados Enéami y
Çacápuhireti, reyes llamados Vanácaze, siendo su dios Tirépenie Curícaueri,
establecieron su señorío en el monte Virúguarepexo, cerca del pueblo Çacápo
tacánendan, región habitada por los señores llamados Zizánvanachan, en el pueblo llamado Naranjan,
cerca de cidbad y a la postre conquistaron esas tierras y fueron señores de
ella; extendieron su señorío que estaba poblado primeramente por gente mexicana
a quienes iban obligando a adorar a su dios Curicaueri y a la madre Cueráuaperi
mediante cirimonias (sic).
La
fauna del señorío de Mechuacán, se encontraba dotado principalmente por venados,
al ser habilidosos guerreros desarrollaban su práctica mediante la caza, misma
que no solamente se realizaba como practica guerrera, sino también como
alimentación, pero sobre todo como tributo a sus dioses, por lo que realizaban
lo que denominaban “salva” (pruea que se hacía de los majares de los dioses), ocurriendo
lo mismo con el vino que se consumía pues, a salud de los dioses, ahora bien,
la piel de estos animales sólo podía ser utilizada por los señores, cualquier
persona podía comer la carne pero la piel era de su uso exclusivo ya que en
ella envolvían a Curicaueri.
La
esencia bravía del michoacano lo podemos obtener de varios relatos habidos en
la misma obra, donde las personas cobraban las afrentas con sangre,
enfrentamientos a muerte de uno contra uno y donde el vencido siempre prefería
la muerte a la derrota, los enfrentamientos siempre se avisaban, siempre de
frente y siempre hasta la muerte.
Su éxito militar se puede
atribuir a su habilidoso manejo del oro y el cobre, esto es algo que también se
ha dejado de lado en la historia (no todo se los enseñó Vasco de Quiroga, ya lo
hacían), pues les daba mucha ventaja sobre otras culturas que no tenía esos
conocimientos y que sin duda ayudó a mantener su independencia de los aztecas,
pero el arrojo y valentía que se relatan del documento analizado es el aspecto
que toma más ventaja sobre cualquier adversario que tuvieran enfrente.
Podemos considerar que la religión P'urhépecha
prehispánica era de tipo politeísta, pues, creían en un principio creador
conformado por una parte masculina asentada en Curícaueri y otra
femenina Cueráuaperi. Existía también la "palabra" o "soplo
divino" o mensajero, llamado Curítacaueri. También esta triada se
puede ver, por analogía, como la madre, el padre y la creación del nuevo ser;
mientras que el principio creador masculino se representaba por medio
del Sol, el principio creador femenino por la Luna y el producto o
mensajero era Venus.
P'orhépecheo o Purhépecherhu, significa "lugar donde
viven los p'urhé". De acuerdo con la Comisión Nacional para el Desarrollo
de los Pueblos Indígenas en México, este pueblo de las regiones lacustre y
montañosa del centro de Michoacán se llama a sí mismo p'urhépecha, y cada
uno de sus integrantes es un “p'urhé” o “p'uré” que
significa gente o persona; esto implica una autoafirmación de lugar de gente, lugar
de personas, que tal vez motivado por sus antecedentes chichimecas, buscaban
precisamente eso, ser reconocidos como seres humanos y como auténtico pueblo.
La economía de esta civilización se sustentaba en la
agricultura, la pesca, la caza y la fabricación de utensilios, este pueblo
prehispánico de México fue el único que utilizo el cobre para fabricar
herramientas utilizadas principalmente en las actividades agrícolas.
La cultura P´urhepecha, desde el punto de vista del instrumento
“Relación de Michoacán”, tiene una serie de narraciones que dejan ver el manejo
y uso del idioma español utilizado por los p´urhepechas, no se trata de un
documento analítico sino de carácter descriptivo que compila relatos poco
conocidos en los textos sobre la de historia de México y donde partiendo de
nuestra interpretación y postura podemos manejar dicha información para deducir
y explicar o tratar de interpretar la esencia de esta cultura tan particular y
podemos darnos cuenta de que tuvo una real trascendencia en la época prehispánica,
cerrada ante otras culturas, de sus formas de gobernar, de hacer la guerra, de
sus oficios, de las entradas que hacían en los pueblos enemigos, de las
cirimonias (sic), de la justicia del cazonçi, de la institución del matrimonio,
los agüeros y sueños sobre la llegada de los españoles, narraciones que nos
hacen sentir, pensar e imaginar el entorno de esa época de manera realista y
que a su vez nos permite deducir o explicar de manera alguna del porqué la
sociedad michoacana presenta de manera general una identidad fuerte, combativa,
y a su vez del padecimiento que conlleva dichas aptitudes mal enfocadas.